Decía el prestigioso filósofo de la administración y experto en negocio Peter Drucker que “quien no sabe administrar el tiempo no puede administrar ninguna otra cosa” y mira por donde ahora con esta situación que estamos viviendo, aprovechar el tiempo ha cambiado aún más su valor.

El tiempo ha sido, es y seguirá siendo oro, es uno de los bienes más preciados y todos seguimos teniendo esa riqueza. Ahora parece que va más lento o que incluso se ha parado… Se ha parado el mundo, las fábricas, los negocios, las multinacionales…menos el reloj. El tiempo sigue su curso inexorable, implacable, inelástico,…lo único que cambia es nuestra percepción subjetiva del mismo. 

El reloj del que “espera una nueva vacuna”, el reloj del que “ojalá no me toque el bicho ese…”, el reloj del que piensa que “cuándo volveremos a la normalidad”,… Muchos relojes, tantos como personas, tantos como realidades, tantos como obviedades,… En una sociedad dónde siempre ha primado la productividad, las prisas y los resultados ahora se nos obliga a parar, a parar en seco y todos a la vez.

Por lo tanto, es muy importante que durante esta cuarentena seamos capaces de seguir ciertos consejos para que, en lo que a gestión de nuestro tiempo se trata, no nos afecte psicológicamente en demasía.

1. Objetivos a corto plazo.  Semana a semana, por ejemplo. Es fundamental tener un objetivo cercano, una meta a la que llegar y que vemos alcanzable para no caer en la frustración y el desánimo. Un maratoniano no sale pensando en que tiene que hacer más de 42 kilómetros, va tramo a tramo, parcial a parcial. Además, en este entorno tan cambiante actualmente, tiene sentido marcarse objetivos semanales ya que las propias medidas adoptadas pueden ir variando constantemente.

2. Agenda diaria. Resulta primordial el mantenimiento de una serie de actividades y rutinas que nos mantenga entretenidos durante el día. Es necesario fijar actividades, desde hacer deporte (de mayor o menor impacto y estemos o no acostumbrados a realizarlo), leer (cualquier tipo de libro que nos apetezca ya que eso nos ayuda a imaginar y crear escenarios), ver series o películas (está bien estar informados sobre la evolución del coronavirus pero no hay que ver informativos todo el día sobre ello), cocinar (sobre todo, si no lo haces habitualmente ya que es un modo de experimentar cosas nuevas), realizar tareas de bricolaje (la desidia a veces nos llevar a procrastinar esta serie de tareas), mantener y/o retomar contacto (vía RRSS, teléfono, etc…) con amigos/conocidos que hacía tiempo que no hablábamos con ellos, etc… 

3. Busca tu propia felicidad. Aprovecha el día para hacer cosas que te hagan sentir bien y por las que te esboces una leve sonrisa o una gran carcajada. Pasamos demasiado tiempo “corriendo”, estresados, “como pollos sin cabeza” y ahora con este cambio de paradigma tienes “muuuuuucho” tiempo. Es necesario llenarlo con tareas, con “regalos” que nos hagan sentir bien (regálate beberte esa botella de vino, poner esa mantelería que guardabas para una “ocasión especial”, escuchar esa canción favorita que tanto hace que no escuchas…).

Es tiempo para ti, para conectarte contigo mismo, para hacerte preguntas, para saber qué has hecho hasta ahora y si has disfrutado lo suficiente el camino recorrido. Es tiempo de tiempo. Es tiempo de valorar ese abrazo que no diste para que cuando la vida te de otra oportunidad de hacerlo lo hagas con más energía y vitalidad que nunca. Es tiempo de preguntarte los “para qués” que te rodean, qué te impulsa, qué te motiva,… No puedes cambiar tu pasado, los porqués te deben servir únicamente de experiencia de aprendizaje para tu próxima ocasión y desde ahí, construirte para afrontar en las mejores condiciones posibles tu futuro, ese futuro incierto que ahora tenemos por delante y que como decía Dani Martín en su grupo “El canto del loco” ya nada volverá a ser como antes.