Uno de los aspectos que más estamos poniendo a prueba durante esta etapa que nos está tocando vivir es la capacidad para convivir con las personas que nos rodean y esto se puede hacer desde el “disfrute” (¡qué bien que estoy con mi familia!) o desde la “batalla” (¿cuándo terminará todo esto?).

Para esto tenemos una serie de principios básicos que si los trabajamos bien, nos ayudan a conseguir que la convivencia sea más placentera y cordial en beneficio propio y del clima familiar.

El primero es trabajar desde el respeto. Respetar es tolerar, es venerar, es aceptar. Es clave el respeto a las personas con las que vivimos y respetar sus espacios y tiempos para hacer lo que a cada uno les apetezca. Respetar al otro es preguntarle cómo se siente hoy, qué puedo hacer por el otro, etc… y también hay una parte que no debemos olvidar, el respeto a uno mismo. Esto es, darse por ejemplo el permiso para sentirse triste si a uno le apetece es sano. 

En segundo lugar, la confianza. Es la esperanza para que se desarrolle conforme a nuestras expectativas previas. Confiar en nuestro sistema sanitario, en nuestros científicos, en nuestros gobernantes, etc… y del mismo modo, en casa, con los que nos rodean, por ejemplo, otorgando funciones y responsabilidades a los más pequeños para realizar ciertas tareas que hasta ahora no habían hecho. También confiar en uno mismo para tomar decisiones durante esta etapa y durante la posterior reincorporación a nuestro “nuevo mundo”.

Por último, es clave también la flexibilidad. Es la capacidad del ser humano de adaptarse a todo lo que nos rodea, al entorno, a las circunstancias, al medio, etc… Evitar posturas intransigentes y actitudes poco cordiales en casa es clave para evitar situaciones de conflicto. Más diálogo, más comunicación, más sonrisa.

La convivencia no es más que la coexistencia pacífica y armoniosa de grupos humanos en un mismo espacio y cuando estamos “obligados” a ello, reacciones defendiéndonos como herramienta de protección son lícitas y naturales, sin menoscabo de poner nuestro granito de arena para que este confinamiento que estamos viviendo también sea compatible con ser feliz y disfrutar de la vida, que como sabéis, es un regalo.